Decía una amiga emocionada, que sólo por ese ratico de cantar todas y todos, en una sola voz, puño en alto La Internacional al final del mitin, que ya sólo por eso, merecía la pena la Fiesta. Agrupéeemonos tooodos en la luuucha final, el geeeenero humaaaaano es la Internacional. El Partido por encima de todo. El Partido por encima de todos y todas estos días, porque es la Fiesta del Partido. No del Partido de quienes llenan de vida la Fiesta en la madrileña localidad de Rivas cada último fin de semana de septiembre, ni de quienes cierran el acto en el escenario central, sino del Partido centenario, de quienes formaron parte del Frente Popular, de quienes pusieron su cuerpo y su vida por defender la República, primero, por luchar contra la dictadura durante 40 años; el Partido de quienes perdieron años de vida y salud en las cárceles, o la vida entera fusilados, de quienes conquistaron los derechos en las calles ante los matones de uniforme y el terrorismo organizado de la extrema derecha que repartían disparos y palizas impunemente en las calles durante la transición sangrienta; el Partido de los concejales, alcaldes y diputados que se baten el cobre cada día por mejorar la vida de la clase trabajadora en sus municipios y comunidades, en sus barrios, en los Parlamentos regionales, en el Congreso de los Diputados. Es la Fiesta del Partido común, del que nos une a todos. Del Partido y de su tesoro más valioso, la militancia. La militancia del día a día, la que trabaja en el barrio, en las asociaciones de vecinos, en las AMPAS, en el movimiento feminista, ecologista… El PCE es el Partido de la militancia de titanio que ponen las manos, las espaldas, los riñones, su saber hacer y su tiempo de vacaciones para organizar, montar y desmontar nuestra Fiesta. Y por eso la Internacional nos une a todas y todos.
Si hubiera que sintetizar la Fiesta del PCE de 2024 en una sola imagen sería la de Antonio Maillo, codo con codo, con Enrique Santiago en el centro de la foto del escenario central cantando La Internacional puño en alto. Maillo, que se estrena en la Fiesta como Coordinador Federal de Izquierda Unida, nos quiso dejar esa consigna: Izquierda Unida trabajando codo con codo con el PCE.
Fue la fiesta de la interpelación a la unidad. Unidad con el movimiento obrero y sindical que Enrique Santiago mostró como anfitrión en el acto central de la Fiesta, reuniendo un año más a la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz y a los máximos responsables de CC.OO., Unai Sordo, y de UGT Pepe Álvarez. Este año se trató de la reducción de la jornada laboral y se hizo con el lema: trabajar menos, vivir mejor. Enrique recordó el trabajo común realizado, la batalla del partido en la reducción de la jornada, el apoyo a las movilizaciones que mantiene el movimiento sindical organizado para sacar adelante esta reducción de jornada con o sin el apoyo de la patronal. Yolanda Díaz, cerrando el acto, dio el titular esperado: “Con acuerdo o sin él, el gobierno de España va a reducir la jornada laboral”. Recordó que ya se hizo con el Salario Mínimo Interprofesional. Y añadió “Por primera vez en 45 años no vamos a estar tutelados por el Ministerio de Economía”. Hizo hincapié en que es una medida feminista, porque, igual que la subida del SMI, a quien más beneficia es a las mujeres. Y es una medida para “distribuir productividad de manera más justa”. Agradeció a los sindicatos las movilizaciones en la calle para presionar por la reducción de la jornada y les pidió que las mantuvieran de forma sostenida.
La misma unidad que Maillo trabajó con los representantes de otros partidos de la izquierda transformadora. Era viernes por la noche. El PCE convocaba a la izquierda a reflexionar sobre cómo avanzar en la unidad. Lo hizo con un titulo, Alianzas para la unidad popular. Y con un reto que puso en la mesa Amanda Meyer para introducir el debate: Unidad sí, pero ¿cómo? ¿para qué? ¿de qué forma tienen que darse esas alianzas? “Hemos fracasado; hemos llegado a acuerdos pero hemos sabido dinamitarlos”. ¿Cómo hacerlo? Planteaba. Y a la cita acudieron representantes de Compromís, Movimiento Sumar, EH Bildu y Comuns, con la ausencia excusada de Podemos. El aforo completo, la gente de pie. Todos coincidieron en el análisis de la situación: colapso civilizatorio, deterioro de la democracia, crisis eco-social, la amenaza de una guerra global, distopías, avance del fascismo. También coincidieron en la necesidad de tejer alianzas. Maillo fue preciso: las palabras están bien, pero hay que concretarlas en la acción. “Estamos ante una fragmentación de la izquierda en la que no estábamos hace cinco años” dijo. Y toca unidad desde la empatía y la humildad, ser prometeicos relegando el narcisismo. Necesitamos método de participación democrática, coherencia y ejemplaridad, resumió. “Tenemos que dar ejemplo para construir, desde la coherencia, espacios ambiciosos para la política; si no la gente no va a venir”. Y, ante todo, pidió no caer en el derrotismo: “Estamos en disputa porque no nos han vencido”. Gerardo Pisarello advirtió: “Tenemos la obligación de no cometer errores gruesos, como el de estar mirando, por ejemplo, a las encuestas”. Habló de tener “audacia, coraje y más modestia entre nosotros”, recordando a Machado cuando situaba la “verdad colectiva” sobre “mi verdad”. En el viaje de la unidad, añadió, hay una palabra clave: la movilización social. “La prioridad tiene que ser empezar por la movilización (…) La unidad en lo social es precondición para construir la unidad política”. Y las próximas movilizaciones están en marcha: la vivienda, un derecho fundamental y eje vertebrado de la acción política de IU.
El sábado, Maillo volvió a interpelar a la militancia, a los camaradas que se quedaron en el camino, a quienes quieren militar y no saben cómo y a quienes no quieren dar el paso del compromiso de militar en IU pero sí participar, en definitiva, interpeló a la ciudadanía. A todas y todos les invitó a participar en la Convocatoria por la Democrática que IU realizará este invierno. Y a hacerlo como protagonistas. Una convocatoria, en la tradición unitaria de Izquierda Unida, donde organizar a todas y todos los que quieran defender la democracia, y conciban la política como un espacio de transformación. “Vamos a un periodo de reflexión para pasar a la ofensiva” explicó el coordinador federal de Izquierda Unida. “Vamos a disputar la democracia (…) Hay que cambiar el estado de ánimo (…) Hemos estado en estado de sock ante la maquinaria del fango, que es una estrategia para introducir el abandono de la política como elemento de transformación. (…) Tenemos que dejar de escandalizarnos por lo que otros digan para que otros se escandalicen por lo que nosotros hacemos”. Ese es el cambio de actitud del que hablaba Maillo. La forma de hacerlo, apuntó, es creando espacios de militancia cómodos y amables. Apeló a acabar con los silencios y a militar desde la cotidianidad en todos los frentes; a hablar a la gente en nuestro lenguaje, y seducirles cambiando sus ideas echando mano de nuestras habilidades: “se ha impuesto la irracionalidad pero nosotros venimos de la tradición de la racionalidad”.
Yolanda Díaz no fue la única ministra que participó en la Fiesta, también lo hicieron la ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego, y el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy. Vinieron a explicar los retos del gobierno de coalición en la ampliación de derechos sociales y cómo trabajan para hacerlos efectivos. El título del debate resumía la esencia de su contenido: “Gobernar para garantizar vidas dignas”.
A nivel autonómico y municipal, Aída Castillejo, alcaldesa de Rivas Vaciamadrid, Ovidio Zapico, consejero de Ordenación del Territorio, Urbanismo, Vivienda y Derechos Ciudadanos del Principado de Asturias, Sheila Jiménez, concejala de Izquierda Unida en Torremolinos y Jesús Santos, primer teniente de alcaldía del Ayuntamiento de Alcorcón hablaron de la gestión desde la izquierda que hacen desde sus responsabilidades institucionales.
Hubo Fiesta para todas y todos: stands para las editoriales, los territorios, los movimientos sociales, memorialistas, partidos hermanos en otros países… Tiempo para comer y beber: pescadito frito, paella, marmitako… y la caldereta de la Mari, que el año que viene tendrá que traer más porque no llegó al domingo. Y hasta tiempo para maridar la gastronomía con la cultura en el menú Carvalho organizado por Atrapasueños.
Hubo exposiciones como la de Carlos Giménez, autor entre otros muchos de Paracuellos, que no pudo venir a presentarla porque su salud se lo impidió, que no su voluntad. No fue el único homenaje. Víctor Díaz Cardiel, entre otros, también recibieron el reconocimiento de su partido.
Y muchos debates: la izquierda en Europa frente al avance de la extrema derecha, Palestina, El Sahara, la república, la paz, el federalismo, la energía, la migración, el colonialismo, el cambio climático, el feminismo, las resistencias, el lawfare, el TOP, las luchas estudiantiles…. Y muchas presentaciones de libros y documentales. Imposible recogerlo todo y no olvidar alguno. Frustración de tener que elegir y no poder llegar a todo, ni a la mitad, ni a casi nada, porque en el camino surgen encuentros, reencuentros, conversaciones pendientes o interrumpidas que se imponen.
También compartimos el dolor de ausencias de quienes no podremos volver a abrazar, como Pedro Marset y Vázquez de Sola. Les echamos de menos y con su recuerdo abrió el mitin Enrique Santiago.
Cuando los debates y el mitin concluyen, “los cubos” cierran, la noche avanza, las cocinas desaceleran, y la gente se relaja, la Fiesta se reagrupa siempre en el Rincón Cubano: música, baile, mojitos, catacones, sandwich cubanos, encuentros, y muchos encuentros y más abrazos y besos a ritmo de salsa y ron. Y mesas para descansar y seguir charlando. Es hora de disfrutar con los nuestros… y también de seguir tejiendo redes, proyectos, planes, encuentros… como el de convocarnos para la Fiesta del PCE del próximo año.
Por Gema Delgado, subdirectora de Mundo Obrero.